domingo, 30 de septiembre de 2012

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Geoffrey Parker is , probably, the most important historian specialized in Eighty Years Wars. His works are always inspiring for me.

Now that I'm busy correcting and sketching "Beleg project" first chapter, provisionally entitled "The enclosure", let me show you the following text, written in the foreword of Mr. Parker's work "The Army of Flanders and the Spanish Road, 1567-1659. Every time someone ask me why I'm making a comic about Eighty years wars, I send him to read this:

"The professional soldier likes wars that are clean, short and decisive; the Low
Countries’ Wars were the antithesis of this tidy pattern. The ‘Military Participation
Ratio’, as so often in a civil war, was extremely high, and therefore the distinction
between poorly armed, reluctant soldiers and militant, determined civilians, between
regular and guerilla warfare, was often difficult to determine. The Hauptschlachten,
the ‘big battles’ beloved of military historians, were few, while the messy, indecisive
conflict provided little scope for the emergence of a ‘military genius’. Those who
ascribe historical importance to Bruce’s spider or Cleopatra’s nose will find the
history of the Eighty Years’ War a profound disappointment: personal initiatives
and good luck were quickly neutralized by the stultifying conditions of warfare. The
war continued for over eighty years before the loser conceded defeat. Small wonder,
then, that those reared on Clausewitz and the Führereigenschaft should dismiss the
clumsy military marathon in the Netherlands as an uninteresting aberration.


Those who witnessed the long struggle for the mastery of the Low Countries
thought differently. The wars, which began in earnest in 1572 and continued with
only one break until 1659, formed the seminary in which generations of military
commanders in hostilities elsewhere (including the Thirty Years’ War, the Civil Wars
in Britain and Ireland, even the colonial conflicts in America) learnt their profession.
The armies fighting in the Netherlands provided a mirror in which other forces of
the day adjusted their techniques and a yardstick by which they measured their
military effectiveness."


Geoffrey Parker es, probablemente, el historiador más importante especializado en la Guerra de los Ochenta Años. Sus trabajos siempre son inspiradores para mi.

Ahora que estoy ocupado corrigiendo y abocetando el primer capítulo del "Proyecto beleg", provisionalmente titulado "El cerco", dejadme enseñaros el siguiente texto, escrito en el prefacio del libros del Sr. Parker "El ejército de Flandes y el camino español". Cada vez que alguien me pregunta porque estoy haciendo un cómic sobre la Guerra de los Ochenta Años, le remito a leer esto:

"Al soldado profesional le gusta que sus guerras sean limpias, breves y decisivas. La guerra de los Ochenta Años, como la mayoría de los conflictos que suponen la participación extranjera en gran escala, fue la antítesis de este ordenado modelo. La «Proporción de Participación Militar», como ocurre tan frecuentemente en las guerras civiles, fue extremadamente elevada, y, por tanto, la distinción entre los soldados pobremente armados y que combaten de mala gana y los civiles agresivos y decididos, entre la guerra regular y la de guerrilla, es difícil de determinar. Las Hauptschlachten, las «grandes batallas» de las que gustan tanto los historiadores militares fueron poquísimas y el embarullado e interminable conflicto dio pocas oportunidades para que se manifestara un «genio militar» romántico. Quienes atribuyen importancia histórica a la araña de Bruce o a la nariz de Cleopatra, se verán inevitablemente decepcionados por la historia de las guerras de los Ochenta Años: las iniciativas personales y la buena suerte eran rápidamente neutralizadas por las embrutecedoras condiciones que se dieron en esta guerra. Después de todo, fueron necesarios ochenta años de guerra para que de ella saliera un claro vencedor. No es de extrañar, pues, que quienes ensalzan Clausewitz, la Führereigenschaft y la guerra de trincheras rechacen el confuso maratón militar que tuvo lugar en los Países Bajos como una aberración sin importancia.

No fue este, sin embargo, el criterio de los que presenciaron la larga lucha por el dominio de los Países Bajos. Las guerras que comenzaron formalmente en 1572 y continuaron hasta 1659 fueron la escuela en que hicieron su aprendizaje generaciones de jefes y empresarios militares. Fue allí donde muchos de los generales de la guerra de los Treinta Años —tanto católicos como protestantes— aprendieron su profesión. Los ejércitos empeñados en el conflicto de los Países Bajos fueron el modelo al que ajustaron sus técnicas otras fuerzas de la época, el criterio por el que midieron su eficacia militar."

With my deepest respects, Mr. Parker, wishing your knowledge and my pencils will meet each other someday.

Cheers!
Con mis más profundos respetos, Sr. Parker, deseando que su conocimiento y mis lápices se encuentren algún día.

!Saludos!

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